Logopeda en el agua

La Terapia Acuática cada vez cuenta con más estudios que le están dando evidencia.

Sitúate: mediados del siglo veinte. Un ingeniero con conocimientos de mecánica de fluidos trata de implementar un programa para enseñar a nadar a chicas con discapacidad… y lo consigue!! Dando origen a una corriente de trabajo que, hoy en día, es la más ampliamente utilizada entre quienes trabajamos con personas, niños adultos, con problemas neurológicos: WST Halliwick.

Muy desde el principio saltan a la vista los beneficios que se obtenían, entre los que ahora destaco que mejoraba la comunicación, que aumentaba el número de emisiones verbales, que mejoraba la alineación de tronco y cabeza, que se reducían los babeos… En similares términos se pronunciaba en 1986 Bauer Lasserre, en el congreso «Realities of movement in water», en Nijmen, al hablar de Martine (léelo tu mismo en este enlace de la web de Johan Lambeck)

¿Por qué traigo esto ahora? Pues porque la blogosfera me ha puesto por delante un sencillo y conciso artículo firmado por Jaime Paniagua, que se define en su blog como «en búsqueda de conceptos para una logopedia funcional», y que escribe desde una vivencia que mezcla experiencia, inquietud, que demanda evidencia, y destila pasión y el sabor de los pioneros: logopedia en el agua.

Yo no soy logopeda, ni nunca he visto a logopedas en la piscina. Si hemos compartido estrechamente, pero nunca en directo y mojados. Así que, con su permiso, lo que a continuación lees tiene su firma, y aparece primero en http://logocerebral.es/logopeda-en-el-agua . Os dejo con él!!

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LOGOPEDA EN EL AGUA

Comenzar diciendo una cosa importante. Existen infinidad de formas en las que poder hacer intervención con una persona en el agua, por lo que todo lo que yo proponga ni es una verdad absoluta ni es lo único que se puede hacer. Solo es una propuesta que nace fruto de mi experiencia y la formación que he tenido para ello.

¿Por qué trabajar en el agua?

El agua no solo tiene un carácter lúdico (que también), sino que es un medio donde el cuerpo se comporta de una manera muy particular y por el hecho de introducirnos en ella surgen cambios fisiológicos a parte de los psicológicos y emocionales que son más conocidos:

  • Existen beneficios a nivel caridovascular
  • La temperatura en la que se suele trabajar en el medio acuático (29-31º) facilita el manejo del tejido conjuntivo
  • Dentro del agua existen mejores posibilidades de manejo postural de la persona a la que le ofertamos nuestro tratamiento.
  • En el agua nos encontramos con posibilidades de trabajo de respiración algo particulares que permiten ejecución de tareas con un significado muy específico.
  • El entorno acuático puede suponer una enorme motivación para la persona

Está claro que meterse en el agua no es ninguna tontería. Es un medio, a priori, llamativo donde podemos encontrar unas características de la persona favorables a algunas de las intervenciones que llevamos a cabo en nuestro día a dia.

¿Con quién trabajar en el agua?

Lo digo siempre. No tenemos que aplicar cada técnica que conocemos a todas las personas. Cada persona necesitará sus técnicas específicas en base a su valoración. Esto quiere decir que porque yo me haya formado en Terapia Acuática no utilizo está técnica con todos mis pacientes, solo con aquellos en los que realmente veo que va a surgir un beneficio de mi intervención.

Al alcanzar la boca, la superficie del agua toma la función de referencia sensorial en la alineación de la cabeza

Si bien es cierto que existen escalas específicas para hacer una valoración de la persona desde la Terapia Acuática (por ejemplo, WOTA 1 / WOTA 2), tengo mi particular valoración logopédica específica que me hace centrarme en ver si el agua es lo que necesita realmente la persona a la que trato y si eso mismo que busco no lo puedo encontrar en otra técnica (un estudio de sus funciones orales, el pro qué de sus problemas y, sobre todo, las causas y potencialidades porque éstas deben de ser compatibles con lo que busco en el tratamiento en el agua).

No es fácil trabajar en el agua ya que no siempre uno dispone de piscina. Y disponer de piscina no siempre te asegura tener un entorno acuático en las condiciones que necesito para hacer el tratamiento que deseo. Así que jamás propondré un tratamiento a nadie si no se que va a ser efectivo.

Meterse en el agua es divertido y siempre lo pasaremos bien. Ahora. Yo me refiero a un tipo de tratamiento más específico cuando trabajo en el agua. Si mi tratamiento busca hacer una técnica específica informare al paciente. Si mi tratamiento tiene carácter lúdico (porque ese es el objetivo) se lo haré saber de igual modo.

¿Qué patologías trato en el agua?

Partamos de la base de que la Terapia Acuática tiene infinidad de posibilidades. Os invito a que conozcais, por ejemplo, el Programa de Prevención de Caidas de Halliwick, Ai Chi Acuático u otras formas de intervención en temas de lesiones deportivas. Ya se sabe que existen cambios a nivel cerebro cuando hacemos inmersión en el agua. Es flipante.

Yo me refiero a las patologías que trato yo en el agua pero no quiero decir que sea lo único (ni mucho menos).

En agua yo enfoco mi tratamiento a Disfagia y Disartria, específicamente en el paciente adulto. Muy parcelado, ya lo se. Se podría enfocar a más patologías. Lo se. Pero mentiría porque yo centré mis esfuerzos en las experiencias acuáticas con estos dos perfiles. Eso no quiere decir que no se puedan hacer grandes cosas con la Afasia en el agua, pero es otro capítulo (u otro libro, porque se puede hacer mucho).

Y, ¿qué aspectos trabajo en el agua?

Trabajo de estructuras orofaciales. Muy interesante el manejo de estructuras. Para ello me he servido de varias formaciones que he unificado en esta idea. Por un lado Halliwick me permitió posicionar y manejar al paciente en el agua. Por otro, formaciones en Técnicas Miofasciales o Anatomy Trains me permitieron tener un conocimiento de la conformación y comportamiento de la fascia de cara a abordar la estructura orofacial. El agua me permite abordar una laringe teniendo en cuenta al cuerpo como lo que es, un todo. Lo mismo pasa con el nivel facial.

Trabajo de las funciones orales. Pues más interesante. Nuevamente, la formación de Halliwick y su propuesta de trabajo por planos me permitió orientar el movimiento de la persona dentro del agua relacionando esos planos con los movimientos orales de cara a crear pequeñas facilitaciones. La deglución es movimiento en si mismo. Con el habla pasa igual. Para mi fue un descubrimiento. Eso si, me tuve que resetear bastante el cerebro y dar por saco lo que no está escrito al profesor que me impartió la formación (grandísimo Javier Güeita). el trabajo, además, que se hace en el agua es más que interesante.

¿En qué está basado?

Pues como decía antes en varias formaciones realizadas. Pero, no solo eso. La Terapia Acuática cada vez cuenta con más estudios que le están dando evidencia. Si bien es cierto que los estudios hablan más de partes que suelen abordar fisios y TO estoy segur que, en cuanto, haya más logopedas en el agua esa evidencia será trasladada a la zona orofacial en varias patologías.

Yo he podido ver sus efectos en pacientes con daño cerebral post-ictus o TCE y en Enfermedad de Huntington y se observaron mejoras. El tema está en que se estudien y midan esas mejoras para ofrecer más evidencia a estas intervenciones.

Y, ¿luego?

Pues viene otra propuesta. La participación.

Trabajo la estructura. Doy brillo a la función. Y, después, toca dar un sentido a todo ello para que el cerebro ponga en práctica la actividad de la vida diaria (hablar o comer) con las ganancias obtenidas. Normalmente, fuera del agua. Además, el agua abre el apetito. Una tarea de deglución eficaz y bajo unos niveles de seguridad a posteriori nos pueden ayudar a favorecer nuestro trabajo.

Esto es, un poco, a grosso modo, lo que tengo en la cabeza cuando pienso en Terapia Acuática. Recordad, no es más que una propuesta basada en la experiencia.

Recomiendo, enormemente, la lectura del siguiente libro: “Terapia Acuática: abordajes desde la fisioterapia y la terapia ocupacional”, Javier Güeita Rodríguez, María Alonso Fraile, César Fernández de las Peñas. No podrás dejar de leerlo.


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