¿Qué profundidad debe tener la piscina?

Sin sobrepasar los 140 cm es la premisa común en las piscinas terapeúticas. ¿Cuántas opciones hay?

Está claro que la profundidad de una piscina terapéutica no es un elemento que podamos modificar si no estamos implicados en el proceso de diseño. Así que, de entrada, la mejor profundidad es la que ya tienes! Ahora bien, si puedes elegir una piscina, si puedes influir en su remodelación, o si puedes sumergir elementos como plataformas, escalones, mesas de trabajo… he aquí mi opinión, fruto de la experiencia y de lo que he investigado estos años.

Para empezar voy a citar a María Alonso Fraile, que habla de una profundidad homogénea no superior a 140cm y, cuando es posible, diferenciar varias zonas señalizadas con distintas profundidades salvadas por desniveles no mayores del 6%. Las necesidades concretas de tus usuarios, la población con quién trabajas, determina la necesidad de unas u otras profundidades, de esto ya hablaba Koury en el año 2000.

Lo mejor, lo ideal, lo que yo tendría si pudiera pagarlo, es un fondo elevable seccionado, que baja y sube por áreas diferenciadas y se adapta a diferentes necesidades. Busca en la web de Ewac Medical para hacerte una idea. Piscinas con fondo elevable conozco pocas, pero haberlas haylas, como la de San Joan de Deu en Palma de Mallorca.

¿Qué no puede ser? hablaríamos entonces de piscinas con profundidades en gradiente, de más a menos pendiente, o de vasos con varias terrazas. La piscina de Upacesur en Jerez tiene el diseño que yo copiaría en todas las fundaciones: dos terrazas, una poco profunda a 80 cm, y otra más profunda a 120 cm, ambas generosas, además de una rampa que salva el desnivel desde la entrada, a cero cm, hasta los 80 cm de la parte poco profunda.
En centros de atención temprana he visto terrazas menos profundas, como a 40 cm, debido a la corta edad y talla de los usuarios que atienden; y en centro de recuperación del daño cerebral adquirido las he visto hasta 140 cm. También he visto piscinas con grandes escalinatas que permitan trabajar a diferentes alturas.

A todo lo anterior puedes sumarle tus propias aportaciones: mete en el agua escalones de los que se usan en las clases de step de los gimnasios, lastradas; sumerge una camilla de material inoxidable, o una plataforma hecha a propósito, o negocia con el gerente una remodelación, que ya va haciendo falta.

En mi experiencia, el usuario debe poder elegir entre varias profundidades, partiendo de una básica en que pueda estar de pie, vertical, con el agua a la altura de xifoides, pero tambien yendo a zonas más y menos profundas. Hay autores que definen que esto aporta seguridad, ademas de abrir el abanico de actividades que se pueden realizar.

Y por supuesto, el terapeuta debe estar cómodo, que casi se me olvida!! y aplicar las técnicas que mejor domine y más necesarias estime.

Imagen del titular: http://www.freepik.com/free-photo/swimming-pool-texture_974614.htm

Deja un comentario

Scroll al inicio